martes, octubre 14, 2008

Teatro Abadía


Teatro en estado puro. Unidad de espacio. Sobre todo eso, de espacio. Comienza la temporada de Otoño en Madrid...¡Todos al teatro! (por favor).

El Teatro Abadía es un lugar único donde la representación se vuelve única. En la calle Fernández de los Ríos, 42. Se trata de la antigua Iglesia de la Sagrada Familia, reconvertida a la escena para nuestro deleite. Tiene pocas butacas (Multi enim sunt vocati...), pero las justas para que el momento sea especial (las dos salas son pequeñitas). Eso sí, me quedo con la mayor, desde la que se puede ver sentado el cuerpo en bóveda de la cúpula. Todo un poco a lo Shakespeare in love (no he podido ver el Globe todavía), pero con otro poco de cuento de hadas. Acudir a las representaciones a través de ese jardincito que te hace olvidar que estás en Madrid es, sinceramente, algo genuino.

El carrusel de piezas y compañías es algo desigual, pero vale la pena ir aunque te toque una comedia flojita, hija quizá de una postmodernidad tan infame que no puedes entenderla. También puedes tener suerte y ver una versión Sobre Horacios y Curiacios de Brecht y que luego le den el premio Max a la mejor. Eso sí que no tiene precio y, además, las entradas suelen estar tiradas, por aquello de lo independiente de la escena.

Lo más impactante es sentarte en tu butaca, sentirte en la abadía y recordar una cosa: la importancia del drama litúrgico y del teatro jesuítico en el devenir de nuestro teatro aúreo. Y también del otro.




1 comentario:

LGimenez dijo...

qué horacio y qué curiacio!!!