lunes, octubre 27, 2008

La Rosa del Azafrán


"Aunque soy de La Mancha no mancho a nadie". Esa es la letrilla de la jota que abre la zarzuela con libreto de Federico Romero y Fernández Shaw y música de Jacinto Guerrero. Estrenada en el Teatro Calderón, en 1930, es el escaparate manchego para lo que se ha dado en llamar "zarzuela regionalista". Ambientación manchega (el municipio de La Solana como protagonista espacial), cante y baile. Reformulación de los tópicos o, como diría Mesonero Romanos, "los manchegos vistos por ellos mismos".

Hablar de regionalismo es complejo. En el fondo, una misma estructura para la escena: trajes típicos, letrilla local y baile pomposo (jota por aquí, jota por allá). Así construyó Bretón su Dolores, y luego salieron muchas más lolitas. Esta introspección de la música en argumento cotidiano (de seres de carne y hueso hasta tal punto que se sabe si la carne está muy o poco hecha) tiene un referente claro en el verismo finisecular, pero no podemos olvidar el referente realista de los Galdós, Blasco Ibáñez, etc...

La trama gira en torno a un triángulo amoroso al modo de El perro del hortelano -Lope está por todas partes- con Sagrario y Juan Pedro como protagonistas. Es una de las más hermosas y a un manchego, a veces, le sale una lagrimilla simpática pensando en su tierras.

La canción de Juan Diego "Hoy es sábado y no quiero" está aquí cantada por Marcos Redondo, barítono de altura y niño de coro en la catedral de Ciudad Real.

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