Uno de los autores que aparecía en el ensayo de Ramón Andrés era el de Leibniz. Su nombre aparece ligado inexorablemente a la biblioteca de papá Bach y a la biblioteca de la estética musical de todos los tiempos. Reconforta leer algunas de sus frases: "la música es una matemática que se ignora, una aritmética inconsciente". Tiene muchas más.
Aprovecho desde aquí para recomendar (insistir en) la lectura de ese suplemento mágico de los sábados de ABC. El Cultural de toda la vida que cada vez está mejor.
En el último número, Blas Matamoro dedica una exquisita columna al caso Leibniz en ese rinconcito para la eternidad llamado "Modulaciones". Aquí resume de esta manera algunos puntos de su pensamiento musical:
Leibniz, me permito colegir, pensaba la sociedad humana como esa suma de individuos que, aun en sus particulares disonancias, pueden resolverse en una conjunción armónica, así como la luz lo hace con la sombra o viceversa. Puede se que cada uno se valga de una lengua distinta pero hay en tondos nosotros la memoria mítica de haber tenido una sola lengua, universal y compartida. ¿Es la música el resto sonoro, irrefrenable, de aquellos perdidos signos?
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