Título dado al conjunto de poemas -con sentido unitario, según Díez de Revenga- por el que Gerardo Diego hace pasear a algunos músicos, como Beethoven, Schumann, Schubert o Debussy.
El santanderino dio varias conferencias sobre literatura y música -lo cual ha sido tratado ya por algunos- y, en su especial devoción por el arte de los sonidos, dejó varias joyas como este soneto:
A C.A. Debussy
Sonidos y perfumes, Claudio Aquiles,
giran al aire de la noche hermosa.
Tú sabes dónde yerra un son de rosa,
una fragancia rara de añafiles
con sordina, de crótales sutiles
y luna de guitarras. Perezosa
tu orquesta, mariposa a mariposa,
hasta noventa te abren sus atriles.
Iberia, Andalucía, España en sus sueños,
lentas Granadas, frágiles Sevillas,
Giraldas tres por ocho, altas Comares.
Y metales en flor, celestes leños
elevan al nivel de las mejillas
lágrimas de claveles y azahares.
Se ve que Gerardo Diego conocía bien la literatura orquestal de Debussy y lo clava cuando dice "Perezosa/tu orquesta, mariposa a mariposa", algo que va muy bien con el Prélude o La mer. Aquí hay unos "ochenta atriles".
El santanderino dio varias conferencias sobre literatura y música -lo cual ha sido tratado ya por algunos- y, en su especial devoción por el arte de los sonidos, dejó varias joyas como este soneto:
A C.A. Debussy
Sonidos y perfumes, Claudio Aquiles,
giran al aire de la noche hermosa.
Tú sabes dónde yerra un son de rosa,
una fragancia rara de añafiles
con sordina, de crótales sutiles
y luna de guitarras. Perezosa
tu orquesta, mariposa a mariposa,
hasta noventa te abren sus atriles.
Iberia, Andalucía, España en sus sueños,
lentas Granadas, frágiles Sevillas,
Giraldas tres por ocho, altas Comares.
Y metales en flor, celestes leños
elevan al nivel de las mejillas
lágrimas de claveles y azahares.
Se ve que Gerardo Diego conocía bien la literatura orquestal de Debussy y lo clava cuando dice "Perezosa/tu orquesta, mariposa a mariposa", algo que va muy bien con el Prélude o La mer. Aquí hay unos "ochenta atriles".
1 comentario:
La mañana de un día de fiesta... A veces la cadencia de un poema puede retratar el pulso efímero de la música. Bienvenidos sean los versos cuando invitan al denostado vicio de amansar las fieras.
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