domingo, enero 23, 2011

La verdad de Jorge Manrique



Cuánta razón tienen los que afirman que "la mejor manera de aprender es enseñar". Cuánta razón.

Dando clase de Lengua, por ejemplo, uno aprende no sin dificultad a leer despacio, como entre líneas. Y allí descubre un poquito de Jorge Manrique:

Nuestras vidas son los ríos
que van a dar a la mar
que es el morir;
allí van los señoríos
derechos a se acabar
y consumir;
allí los ríos caudales,
allí los otros medianos
y más chicos,
allegados son iguales,
los que viven por sus manos
y los ricos.

Cuánta música en sus versos: nueStraS vidaS Son loS ríoS. Aliteración y anáfora: "allí(...)allí".
¡Y cuánto significado!: habla el libro de texto de la unión del humanismo renacentista y del cristianismo medieval, pero es que esto no es poca cosa. La disposión en la Copla tampoco es casual.
Los versos 1-3 y 7-9 (Vita flumen) dibujan una alegoría pagana, pero muy conocida (no voy a hablar otra vez de Hrclt). Una conjunción armónica de dos metáforas (vida-río, muerte-mar). Los otros dos tercetos -4-6 y 10-12 (ubi sunt?)- se quedan en una reflexión muy dominical, porque no esconde la intención del "allí", del "allí" y del "allegados", además con un toque muy familiar. No es para menos.
Con razón dicen Gil de Biedma y compañía que Manrique es el mejor poeta de la lengua castellana. Si no lo es, lo disimula muy bien.

También aprendí el otro día, en clase de Música, explicando las formas musicales binarias (A-A') y ternarias, que la melodía del "Oh, Susana" tiene la misma forma que el "Oh, Freunde" de Beethoven: A-A'-B-A'. Casi ná.

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