martes, agosto 12, 2008

Nueva York


Nueva York no es como en las películas. Hay taxis grandes y amarillos, hileras de rascacielos y una humedad que ilumina de color, pero todo es distinto a pie. Si algo tiene Nueva York, es la multiplicidad de planos y perspectivas.
5th Avenue, Central Park, Empire State… no son sino distintas piezas de un extraño puzzle, difícil de armar, pero coherente, al fin y al cabo. Eso sí que es sorprendente. Una fórmula urbana muy reiterada: una iglesia neogótica se ve superada por un rascacielos en su inmediatez. En el otro costado un edificio de los años treinta, en marrón y coqueto. Pero todo esto funciona, paradójicamente.
Estar en Nueva York paseando, en taxi (o limousine), viendo Manhattan desde el avión o desde el ferri, escalando hasta la terraza del Empire… es una lavadora de imágenes que conecta perfectamente con la percepción leibniziana en la cual se observa una ciudad desde distintos lados y a nuestros ojos aparece cada vez diferente, “multiplicando las perspectivas”. Dicho de otro modo, “Dios se refracta en todo lo creado”.

2 comentarios:

LGimenez dijo...

anda que no te has ido lejos ni nada!! y a nueva york, nada menos, vaya pasada de ciudad!!!

J-9 dijo...

Ja, ja, ja!!! Joxean!!! Y la entrada del Metropolitan? Le metré prisa al J para que te mande Dvd´s con las fotos, Un abrazo!!!