Es el título de una novela -muy nombrada en manuales- de Juan Goytisolo (Barcelona, 1931). Hay que entender cada cosa en su tiempo, aunque Juan sea de esos escritores que necesitan una edad geológica para entenderse a sí mismo.
Señas de identidad comparte piso con otras dos compañeras: Reivindicación del conde don Julián y Juan sin tierra. Títulos muy reveladores: la pérdida de España -una mezcla de historia y leyenda-, la pérdida de una tierra por un tal Juan y una pérdida de identidad del propio autor, a través de un trasunto llamado Álvaro Mendiola. Nótese hasta qué punto Goytisolo disfraza su propio nombre.
Hay que reconocer que su historia familiar es como para no echar gota. Su madre murió en un bombardeo en Barcelona durante la guerra civil, dejando a él y a sus hermanos huérfanos con unos diez años.
Juan ha huido en su vida de todo material identitario y aquí lo hace a través de un personaje "à la recherche de l'identité perdu".
El comienzo no tiene pérdida (transcribo literal):
Instalado en París cómodamente instalado en París con más años de permanencia en Francia que en España con más costumbres francesas que españolas incluso en el ya clásico amancebamiento con la hija de una notoria personalidad del exilio residente habitual en la Ville Lumière y visitante episódico de su patria a fin de dar un testimonio parisiense de la vida española susceptible de épater le bourgeois, conocedor experto de la amplia geografía europea tradicionalmente hostil a nuestro valores sin que falte en el programa de sus viajes la consabida imposición [...] de la Contrarreforma para acá España viene padeciendo los ataques más injustos irritantes e intolerables que a nación alguna se le haya podido dirigir [...] una visión fugaz y trashumante más propia de un Mérimée de pacotilla que de un vástago de familia acomadada y respetable de padre vilmente asesinado por la horda roja niño bien con todos los gustos y caprichos pagados cristianamente educado...
Bueno, pues, tras todo esto (y un poco más) aparece una frasecita enigmática, quizá no válida para el argumento de la novela, pero sí para este blog:
"Si vous venez avec moi à Almodóvar del Campo vous conaîtrez ce qu'il y a de plus beau au monde"
(¡¡Fantástico!!: "Si vienes conmigo a Almodóvar conocerás allí lo más bonito del mundo").
Que cada uno piense para sí su sitio más bonito del mundo. En Almodóvar hay muchos, pero propongo el Horcajo, en la foto de arriba.
Señas de identidad comparte piso con otras dos compañeras: Reivindicación del conde don Julián y Juan sin tierra. Títulos muy reveladores: la pérdida de España -una mezcla de historia y leyenda-, la pérdida de una tierra por un tal Juan y una pérdida de identidad del propio autor, a través de un trasunto llamado Álvaro Mendiola. Nótese hasta qué punto Goytisolo disfraza su propio nombre.
Hay que reconocer que su historia familiar es como para no echar gota. Su madre murió en un bombardeo en Barcelona durante la guerra civil, dejando a él y a sus hermanos huérfanos con unos diez años.
Juan ha huido en su vida de todo material identitario y aquí lo hace a través de un personaje "à la recherche de l'identité perdu".
El comienzo no tiene pérdida (transcribo literal):
Instalado en París cómodamente instalado en París con más años de permanencia en Francia que en España con más costumbres francesas que españolas incluso en el ya clásico amancebamiento con la hija de una notoria personalidad del exilio residente habitual en la Ville Lumière y visitante episódico de su patria a fin de dar un testimonio parisiense de la vida española susceptible de épater le bourgeois, conocedor experto de la amplia geografía europea tradicionalmente hostil a nuestro valores sin que falte en el programa de sus viajes la consabida imposición [...] de la Contrarreforma para acá España viene padeciendo los ataques más injustos irritantes e intolerables que a nación alguna se le haya podido dirigir [...] una visión fugaz y trashumante más propia de un Mérimée de pacotilla que de un vástago de familia acomadada y respetable de padre vilmente asesinado por la horda roja niño bien con todos los gustos y caprichos pagados cristianamente educado...
Bueno, pues, tras todo esto (y un poco más) aparece una frasecita enigmática, quizá no válida para el argumento de la novela, pero sí para este blog:
"Si vous venez avec moi à Almodóvar del Campo vous conaîtrez ce qu'il y a de plus beau au monde"
(¡¡Fantástico!!: "Si vienes conmigo a Almodóvar conocerás allí lo más bonito del mundo").
Que cada uno piense para sí su sitio más bonito del mundo. En Almodóvar hay muchos, pero propongo el Horcajo, en la foto de arriba.
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