jueves, abril 10, 2008

Eucaliptos



Son tus pilares
templos de la tarde,
acogedora sombra
que a la mañana desnuda.

Son tus cortezas
carta de navegantes
de una Atlántida perdida.
Son tus ramas
instantes en el tiempo,
pulmones de nostalgia.

Son tus brazos
funciones matemáticas
que se encuentran en el infinito
-allá donde la luz no nos deja ver-.

Somos, Mirtácea,
¡tan pequeños
desde tus terrazas!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias por este poema