La guitarra española no sería hoy lo que es sin la figura de Andrés Segovia (1893-1987). Su virtuosismo técnico inigualable conceden al instrumento una patria que le había sido negada por los azotes de la ignorancia y unos cuantos capítulos de la historia de la infamia (aún inéditos).
Sus transcripciones de Tárrega y Bach sitúan a las seis cuerdas en una dimensión desconocida, nueva, brillante. Genial.
Si Bach levantara la cabeza y viera cómo suenas sus preludios, fugas y chaconas...
Otro genio de Linares, Ricardo Gallén, pone cuerpo y alma a las composiciones barrocas de este gran arquitecto de sonidos, formas y contraformas.
De alguna manera, la guitarra vuelve al barroco y lo reinventa, gritándole a los siglos su dignidad apolínea por encima de todas las notas.
Sus transcripciones de Tárrega y Bach sitúan a las seis cuerdas en una dimensión desconocida, nueva, brillante. Genial.
Si Bach levantara la cabeza y viera cómo suenas sus preludios, fugas y chaconas...
Otro genio de Linares, Ricardo Gallén, pone cuerpo y alma a las composiciones barrocas de este gran arquitecto de sonidos, formas y contraformas.
De alguna manera, la guitarra vuelve al barroco y lo reinventa, gritándole a los siglos su dignidad apolínea por encima de todas las notas.
[Por cierto, algunos tuvimos la suerte de escuchar a Gallén en el teatro municipal en Almodóvar, durante el Homenaje a Tomás Villajos Soler. Villajos compuso su Concierto 'Homenaje a Andrés Segovia', cuyo estreno en Lublin (Polonia) le otorgó una calurosa acogida tanto a él como a RG, solista de lujo.]
1 comentario:
Publicar un comentario