miércoles, diciembre 26, 2007

La sonata de Cesar Franck




El año de la muerte del Liszt, el año del manifiesto simbolista... 1886, el año, también, de la sonata para violín y piano de Cesar Franck. París se prepara para la exposición universal, la pléyade de pintores, poetas y vanguardias llaman a la puerta...


Marcel Proust ya habló de ella: "una frase secreta, aérea, olorosa..."


La concepción cíclica de la obra en cuatro movimientos hace que la percibamos como un todo de idas y venidas que nos hace estar más cerca de Dios. Es una especie de "eterno retorno" nietzscheano. Pero a Friedrich no le gustó, seguro, él era más wagneriano y esto, señores, es música francesa.


Aquí les dejo un regalito: el segundo movimiento de la sonata, en manos de otro genio, Yehudi Menuhin. Ahí es ná.




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