miércoles, septiembre 21, 2005

El reino de la soledad


Hay un hombre callado, allí, al final de la barra; hay un hombre de negro que fuma rubio y grita con los ojos. Ese hombre de negro que fuma rubio ya ha pronunciado las últimas palabras. La música de un grupo bilbaíno viaja por las paredes sucias del local. Tenue luz bajo el reloj nocturno. He visto caer de sus ojos una lágrima negra; he visto llorar de sus ojos una mirada perdida, un paso mal dado antes de caer al suelo.

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