martes, abril 07, 2009

Budapest


La fachada de San Esteban mirando al Danubio ilumina una callecita peatonal con el oro de sus letras. En grande se lee: "EGO SUM VIA, VERITAS ET VITA". Plaza brillante de luz y gentes de todo el mundo.
Después la Ópera, el palco de Sisí en un festival de estucado en orfebrería minuciosa. Espléndida de música. Ponían Xerse, la famosa obra de Haendel con el "Ombra mai fu". Bustos de Liszt, Bartók y Kodály.
Muy cerca de allí, el Museo del Terror. El testimonio de un país por el que han arrasado Hitler y Stalin. Impresión de la infamia humana, dolor transformado en la impotencia del silencio: el sótano negado de luz es la expresión de la sordidez, del holocausto, de lo que nunca debe ser otra vez; nunca más.
Un amigo magiar nos invitó a descubrir cuál era la bebida preferida de Pancho Púskas, auténtico héroe nacional para jóvenes y escaparate húngaro en aquel legendario Real Madrid de los sesenta. Se trataba de una especie de combinado de vino blanco rebajado con agua. Un buen trago para despedir Hungría.

1 comentario:

Unknown dijo...

jai, entonces sólo probaste el puskaslibre? ni siquiera un ladislao?
abrazos desde magiarország