domingo, marzo 15, 2009

El coche de nuestra vida


Por todos conocida es la atracción que los anuncios de coche despierta en el espectador. Me atrevería a anunciar que estamos ante un género particular de publicidad. En realidad, un impulso de oxígeno en esa atmósfera de putrefacción y bazofia en la que habita la caja tonta.

No puedo datar el origen de este perceptible "boom" autopublicista, pero los maestros están en Audi, BMW, Volkswagen y Mercedes (alemanas las cuatro): desde el "¿te gusta conducir?" de la segunda hasta el "ahora me gustaría volver a ser joven para..." de la última. Buena música [¿os acordáis de Mozart sonando en Golf?], estética de imagen depuradísima y un mensaje tan bien envuelto que casi cuesta verlo: cómpratelo; te hará feliz.

Y es que el coche es la metáfora del viaje y eso pesa sobre nuestra almas -como pesa la poesía de alguno-. Por eso Seat se atreve a presentar su gran Exeo sobre unas letras para la eternidad: la Ítaca de Cavaffis: "Cuando emprendas tu viaje a Ítaca/ pide que el camino sea largo..."

[Σα βγεις στον πηγαιμό για την Ιθάκη,/να εύχεσαι νάναι μακρύς ο δρόμος,] (qué ganas tenía de hacer esto, Ángel)

En el anuncio -no lo he puesto porque no lo he encontrado todavía- el coche no es la metáfora del viaje, sino el viaje mismo. Por eso cuando su conductor cierra la puerta, el viaje deja de oírse. "Un viaje excepcional", el título sobre el precio.

Es una lástima que Peugeot no haga tan buenos anuncios o no nos lleguen aquí, porque para mí, Peugeot ha sido la marca en casa y eso no se olvida nunca. (he puesto arriba el Peugeot 504 que tuvimos muchos años).


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