Palimpsesto es un concepto que habita con frecuencia en la música actual. Se trata de escribir sobre el mismo material donde ya se escribió. Así llegaron a nuestras manos los textos de la antigüedad: Aristóteles, Platón y algunos más (muchos más, en realidad).
La idea es sencilla: reescribir es volver, caminar sobre algo andado en otra dirección, enfrentar unos alfabetos con otros, gramáticas que se fusionan y que ofrecen algo nuevo, un producto distinto, atractivo. Es como poner un oído en la autoridad de los grandes y el otro en la vía para saber cuánto tardará el tren en llegar.
Así dice el cap. LXVI del Quijote: "Que trata de lo que verá el que lo leyere o lo oirá el que lo escuchare leer". Compositores como Sánchez Verdú o Fernández Guerra van en esa línea. Saben que detrás del pasado hay sinfonías sin transcribir: en los frescos de la Capilla Sixtina, en el infierno de Dante por Signorelli, en el Bosco, en Brueghel...
Hay música en todas esas obras, y la iconografia casi invita a confeccionar la plantilla orquestal: trompetas, arpas, violines...
¿En qué siglo bajó Dante al infierno? ¿Dónde están los jardines del Bosco? ¿cuál fue el primer acorde la primavera de Botticelli? Tabula rasa para nuestros creadores. Audite, audite...
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